miércoles, 7 de septiembre de 2011

Aquí no hay patria



Muchas personas (por no decir la mayoría) se aferran a su cultura, se identifican con la misma, la defienden con orgullo, la aman, no ocultan su sentimiento patriota. No soy de esas personas y voy a explicar los motivos.

Comencemos hablando de “mi país”… Perú. Pues veamos, ¿por qué voy a identificarme y conformarme con este país? Yo no escogí el lugar donde nacer. La cultura se me ha tratado de imponer, pero no he sucumbido. No me puedo identificar con un país donde prima la cultura del más vivo, donde nos ofendemos entre nosotros, no puedo amar a un país lleno de mestizos racistas. Incluso, la democracia podría fallar acá (si es que no ha fallado ya).  No es muy sabio dejar que el pueblo elija si gran parte del pueblo se preocupa en el paradero de Ciro Castillo o de quién pasó a la final del Gran Show antes que de los problemas sociales.

Yo no voy a amar un lugar “porque sí”. Amar implica trascender toda razón posible para querer algo o alguien y formar un vínculo metafísico inexplicable. Y si no tengo razón alguna para formar dicho vínculo con “mi patria”, si carezco de motivos para identificarme con esta nación, ¿Por qué he de entregarme a sus ideales? ¿Por qué he de cegar mi razón con un sentimiento sin sentido? Verbigracia, ¿por qué tendría que sentirme orgulloso por la comida peruana? ¿Acaso es la única comida exquisita que existe? ¿Acaso la preparo yo? He llegado al punto de no sentirme orgulloso por los logros de otros peruanos, porque son eso… logros de otros.

Creo que el problema no radica en el Estado per se, en las políticas económicas. Lo económico es una conditio sine qua non para el cambio progresivo, pero hace falta cambiar la cultura del peruano, sus costumbres, su mediocridad. Y eso es algo bastante difícil, por no decir imposible. Si me empeñara en cambiar a mi país o a mi sociedad, creo que me limitaría sobremanera. ¿Para qué? Al final cada uno hace lo que mejor le parece.

Las manifestaciones culturales, carecen de patriotismo alguno. En cierto punto se progresó tanto en la comunicación entre naciones, que se dejó de abrazar y reservar los conocimientos para un pueblo solamente. Se comenzó a compartir. La ciencia, el arte, son bellos y provechosos en tanto producto de humanos, no de un ideal patriótico.

Pero por favor, no me malinterpreten. No odio a los peruanos, pues no voy a negar que yo mismo sea uno. Simplemente acepto el lugar donde me tocó nacer y adopto una postura neutral ante su cultura. No amo a mi país, pero tampoco lo odio. Analizo un poco la realidad peruana para entender un poco a la sociedad y ampliar mis conocimientos.

Ahora, mi crítica no va sólo hacia “mi país”. Me he desembarazado del sentimiento patriótico y me siento un poco más… libre. En general, cierto cierta aversión hacia los grandes grupos sociales. La capacidad social del ser humano la considero un don y maldición a la vez. Pero de eso, más adelante.


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