lunes, 26 de septiembre de 2011

¿Voluntad o ley?

He de advertir que no soy el primero en pensar lo que estoy a punto de expresar; y peor aún, no he leído libro alguno al respecto todavía. Por eso, mi postura es todavía tentadora y se encuentra en progreso.


Para efectos de este tema, “voluntad”, “libertad” y “libre albedrío”, vienen a ser lo mismo. Pero, ¿qué es, pues, la voluntad? Para ilustrar mi respuesta a esta pregunta, recurro a otra pregunta. ¿Se puede decir que una ameba tiene voluntad? Analicemos este caso. Si presento un estímulo desagradable a la ameba (un choque eléctrico, por ejemplo), se alejará, lo evitará. Si, por el contrario, presento un estímulo agradable (verbigracia, comida), la ameba se acercará. No es difícil deducir que la conducta de la ameba, cualquiera que sea, está determinada por leyes químicas celulares, que carece de libertad para escoger. Extrapolando esto a gran escala y usando el ejemplo usado por Stephen Hawking en “El Gran Diseño”, podríamos plantear lo siguiente: si nos encontrásemos un robot extraterrestre, ¿cómo saber si tiene voluntad? Si pudiéramos predecir su conducta, hallar leyes que la rijan, diríamos que no posee voluntad. En contraposición a esto, podemos llamar voluntad a nuestra incapacidad humana de predecir conductas complejas. Una ameba está formada por una célula, un humano por millones de ellas y una cantidad incalculable de estímulos distintos actuando sobre nosotros y generando conductas continuamente.


Así, el hecho de que alguien esté leyendo esto responde a cierto(s) estímulo(s), por ejemplo, la curiosidad. De igual manera, al terminar de leer, nuevas conexiones sinápticas se habrán formado entre nuestras neuronas, las cuales, si son repetidas suficientemente, se administrarán en la memoria a largo plazo y ulteriormente desencadenarán nuevas conductas: si lo leído y propuesto entra en conflicto con lo aprendido, probablemente habrá una conducta repulsiva, si por el contrario, esta postura resulta tentadora, será evaluada positivamente por el cerebro y será expresada en conductas distintas. E incluso, si se actuara repulsivamente de forma “deliberada” a pesar de encontrar esta propuesta interesante (que repito, no es propiamente mía), sería porque un estímulo de mayor intensidad (por ejemplo, antipatía hacia mi persona) se presentó y opacó al estímulo precedente.


Suena polémico, pero nuestra libertad posiblemente radique sólo en la posibilidad de discriminar estímulos. Absolutamente todo lo que hagamos son respuestas a estímulos, ya sean internos o externos. Comemos porque sentimos hambre si nuestro cerebro envía información con el mensaje de que nuestro cuerpo requiere de energía (estímulo interno), o si vemos algo apetitoso que nos trae recuerdos o se ve suficientemente agradable como para generar algo de hambre (estímulo externo).


No podemos escapar de las leyes que rigen nuestra conducta de la misma manera en que no podemos violar la ley de la gravedad. Podemos, sin embargo, comprender dichas leyes y en cierta medida controlarlas. Cuando comprendimos la gravedad, pudimos llegar al espacio. Cuando se comenzaron a entender las leyes conductuales y de aprendizaje, se formularon los condicionamientos respondiente y operante.


En cierto tiempo los humanos éramos mamíferos como cualquier otro. Vivíamos bajo leyes, sin conocerlas. Entonces, comenzó la evolución y la selección natural  hizo su trabajo. Ahora, poseemos la capacidad para comprender las leyes. Reducir nuestra humanidad a estímulos, respuestas y quitarnos el libre albedrío podrá escandaloso, pero así parece que funciona el mundo. Algunos creen en Dios, otros en el alma, yo considero más sensato crear un modelo de realidad verificable en las leyes naturales. Y el universo, así como los humanos y toda la naturaleza, no deja de parecerme hermosa y complejísima.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Aquí no hay patria



Muchas personas (por no decir la mayoría) se aferran a su cultura, se identifican con la misma, la defienden con orgullo, la aman, no ocultan su sentimiento patriota. No soy de esas personas y voy a explicar los motivos.

Comencemos hablando de “mi país”… Perú. Pues veamos, ¿por qué voy a identificarme y conformarme con este país? Yo no escogí el lugar donde nacer. La cultura se me ha tratado de imponer, pero no he sucumbido. No me puedo identificar con un país donde prima la cultura del más vivo, donde nos ofendemos entre nosotros, no puedo amar a un país lleno de mestizos racistas. Incluso, la democracia podría fallar acá (si es que no ha fallado ya).  No es muy sabio dejar que el pueblo elija si gran parte del pueblo se preocupa en el paradero de Ciro Castillo o de quién pasó a la final del Gran Show antes que de los problemas sociales.

Yo no voy a amar un lugar “porque sí”. Amar implica trascender toda razón posible para querer algo o alguien y formar un vínculo metafísico inexplicable. Y si no tengo razón alguna para formar dicho vínculo con “mi patria”, si carezco de motivos para identificarme con esta nación, ¿Por qué he de entregarme a sus ideales? ¿Por qué he de cegar mi razón con un sentimiento sin sentido? Verbigracia, ¿por qué tendría que sentirme orgulloso por la comida peruana? ¿Acaso es la única comida exquisita que existe? ¿Acaso la preparo yo? He llegado al punto de no sentirme orgulloso por los logros de otros peruanos, porque son eso… logros de otros.

Creo que el problema no radica en el Estado per se, en las políticas económicas. Lo económico es una conditio sine qua non para el cambio progresivo, pero hace falta cambiar la cultura del peruano, sus costumbres, su mediocridad. Y eso es algo bastante difícil, por no decir imposible. Si me empeñara en cambiar a mi país o a mi sociedad, creo que me limitaría sobremanera. ¿Para qué? Al final cada uno hace lo que mejor le parece.

Las manifestaciones culturales, carecen de patriotismo alguno. En cierto punto se progresó tanto en la comunicación entre naciones, que se dejó de abrazar y reservar los conocimientos para un pueblo solamente. Se comenzó a compartir. La ciencia, el arte, son bellos y provechosos en tanto producto de humanos, no de un ideal patriótico.

Pero por favor, no me malinterpreten. No odio a los peruanos, pues no voy a negar que yo mismo sea uno. Simplemente acepto el lugar donde me tocó nacer y adopto una postura neutral ante su cultura. No amo a mi país, pero tampoco lo odio. Analizo un poco la realidad peruana para entender un poco a la sociedad y ampliar mis conocimientos.

Ahora, mi crítica no va sólo hacia “mi país”. Me he desembarazado del sentimiento patriótico y me siento un poco más… libre. En general, cierto cierta aversión hacia los grandes grupos sociales. La capacidad social del ser humano la considero un don y maldición a la vez. Pero de eso, más adelante.


Sin sentido

El mundo actual nos da dos opciones: disfrutar del ruido, del alcohol exagerado y de las trivialidades materiales en una vida superflua a cambio de “amistad”, autoestima y sociabilidad; o bien se puede negar dicho paradigma abismal, buscar una trascendencia personal so pena de perdernos en dicho proceso.

Si se opta por la segunda opción, he de advertir que se requiere cierta fortaleza para soportar la carga social. Porque sí, varias veces la considero como una carga. La sociabilidad, al igual que la razón, la memoria, el lenguaje entre otras capacidades que ahora no me preocuparé en nombrar, ha sido otorgada a todo ser humano por igual. Y no importa si fue Dios, si somos el resultado último en una cadena de síntesis dentro de la dialéctica natural (léase: selección natural) o si hace mucho tiempo algunos seres fuera de esta tierra experimentaron con nosotros (como sugiere “Odisea en el Espacio”).

Me niego a entregarme a la vida ruidosa, a vivir para lo fácil, a contentarme con dinero. Prefiero arrancarme la venda y ver mis ojos sangrantes en el espejo hasta que la indignación embriague mi espiritualidad. Se requiere de cierta rebeldía para rechazar lo que te hacen creer normal, lo que te imponen como socialmente aceptado, para evitar la “moral de esclavos”, como diría Nietzsche. Hace falta cierta valentía en este mundo donde escuchar música burda es más interesante que leer, donde todos quieren hablar pero pocos están dispuestos a escuchar de verdad. Se requiere una voluntad férrea para no perecer ante la codicia común empresarial ni ante la avaricia monetaria. En el mundo donde la vasta mayoría sueña con estabilidad económica, amoríos efímeros, un sinnúmero de amistades y conformismo, yo anhelo saber algo más cada día, "quisiera vivir para estudiar, no estudiar para vivir" leí en algún lado, quisiera algún día tener tranquilidad y prefiero un grupo pequeño de amigos que compartan mi postura crítica social antes que un montón de conocidos que finjan amistad… o peor aún, que crean que pueden ser considerados amigos míos.

viernes, 12 de agosto de 2011

Arte


¿Cómo se define el arte? Llegar a un consenso es bastante difícil, pero el concepto general es más o menos claro. Arte es todo producto cultural creativo que apela a nuestra sensibilidad y trae consigo belleza implícita. Ahora, hay que diferenciar las “artes útiles” de las “bellas artes”, pues voy a tratar sobre éstas últimas. Si bien, ambas son producto cultural, las bellas artes se diferencian de las útiles por su contenido estético. Esto no quiere decir que la artesanía no pueda ser estéticamente agradable. Son dos clases distintas de arte, pero no excluyentes. A partir de este punto, cuando diga “arte”, me estaré refiriendo al arte estético.

Desde que el hombre puede interactuar, ha hecho manifestaciones artísticas (verbigracia, el arte rupestre), ha tratado de plasmar la realidad en su memoria sensible. Quizás, sin darse cuenta de que esta realidad, al ser percibida, trascendía la realidad misma.  Ésta es una cualidad más del arte, nos invita a abrir una puerta para mostrarnos un mundo irreal, sugerente e ideal, tomando como punto de partida la realidad misma. Así, yo no puedo escribir un poema, por ejemplo, sobre “gallicuantes” porque la idea de un “gallicuante” no ha sido percibida en el mundo irreal y el poema carecería de sentido. Tampoco se puede tomar fotos a lo primero que tengamos al alcance y esperar que sea considerado arte sin retocar antes o adornar la realidad misma para invitar a contemplarla, pues estaríamos cayendo en la simple imitación.

El arte, entonces, exalta nuestros sentidos. Al contemplar una buena obra de arte, la razón es dejada de lado por un momento para sumergirse en una experiencia estética. Al leer una novela, uno se pierde en la trama, se imagina en la situación del protagonista y se olvida de su estadio físico. Algunos, al leer poemas, se pierden en la inmensidad de las palabras de una forma que no puedo describir. Me atrevo a decir que la experiencia estética es una vivencia irracional. “La vivencia estética libera del mundo pero no lo anula; su función es más bien superarlo, ir más allá de él, pero conservando su riqueza” (Augusto Salazar Bondy).

Sin embargo, la experiencia estética es subjetiva, depende de nuestros juicios de valor estéticos. He mencionado que depende de nuestros sentidos, pues bien, creo yo que nuestros sentidos también necesitan “educarse”. Como toda educación, si es compartida, si es enseñada, puede acelerarse el proceso, en comparación con el autodidactismo. Personalmente, yo no sabría apreciar en todo su esplendor bellos cuadros artísticos. Empero, modestia aparte, creo que he educado a mi sentido auditivo relativamente bien, si bien aún tengo un largo camino por recorrer pues la educación nunca termina.

Antes hablé de las Bellas Artes, pues bien, ahora me veo en la necesidad de mencionarlas una por una: escultura, arquitectura, pintura, danza, literatura y música (a esto hay que agregarle el cine). Sostengo la idea de que cada persona posee un artista interior. Todos nacemos con sentidos, ya sólo es cosa de educarlos y ver cuál de ellos nos interesa más. Algunos prefieren leer novelas, otros poemas, algunos escuchan música. Atrévanse a explorar su artista interior. Conozco a varias personas con la facultad de escribir de una manera cautivante, hay otros que dibujan de una manera excepcional, otros que aprenden a tocar instrumentos musicales con facilidad, están los que danzan excepcionalmente y los que actúan con una naturalidad envidiable.

En el mundo actual, el arte está siendo dejado de lado, incluso está empeorando. Voy a señalar al reggaetón, para dar un vulgar ejemplo. He dicho que el arte apela a nuestros sentidos y nos invita a trascender este mundo terrenal. Pues yo, como amante de la música, no concibo la idea de que exista un género musical que carezca de armonía, con ritmos monótonos y que a lo único que invite es a explorar nuestra animalidad, con burdos contenidos sexuales explícitos que degeneran nuestra humanidad. Apelan a nuestros sentidos, sí, pero nos llevan a un mundo salido del averno. No considero, por estas razones, arte al ramplón reggaetón. No es cuestión de gustos, es cuestión del arte misma. Apenas si puede ser considerado música. El arte también se degenera cuando se intenta manipularlo, forzarlo, para algún fin distinto al de la apreciación estética, como el comercial por ejemplo.

Adelante, conozcan a su artista interior. Eduquen sus sentidos, atrévanse a crear, hagamos una resistencia frente al arte degenerado. Quién sabe, incluso quizás más personas puedan apreciar tus manifestaciones artísticas.


sábado, 2 de julio de 2011

La carta nunca hecha.

Dices que lo sientes. No te creo. Es fácil pedir disculpas, no tan fácil sentirlas realmente y aún más difícil aceptarlas, al menos en mi caso.
Me podrás llamar dramático, tonto orgulloso, exagerado, como desees, pero detrás de toda acción se oculta una verdad. Tus palabras perforaron mi alma y con la misma rapidez que llegaron se fueron, pero no se fueron solas, no, ojalá hubiera sido así, ojalá no hubiera sido más que una inocente broma. Se impregnaron en mi memoria, se llevaron nuestros recuerdos al mismísimo averno.
Hay que analizar bien cada decisión que tomemos, incluso una disculpa. Si son sinceras, si se puede pasar por alto el hecho, genial, pero hay una gran diferencia entre “disculpar” y “olvidar”. A veces, se puede decir “te perdono”, pero en el fondo la ofensa no se olvida, y otras veces, el recuerdo es tan perturbador que el disculpar solo es vuelve una hipocresía innecesaria.
No me confundas, sí sé perdonar. Lo que no puedo hacer es elegir libremente recuerdos de mi mente y borrarlos, como si fuera una máquina. Y estoy seguro que desde ahora nada será lo mismo. Ojalá pudiera perdonar fácilmente, ojalá, en serio. Disculpa que no pueda disculparte, espero no ser muy duro cuando digo que me has defraudado sobremanera y nunca podré olvidarlo.
Suerte en todo (esto también lo digo sinceramente).

jueves, 16 de junio de 2011

Belleza...


Belleza, hermosura… ¿quién no la admira? Sin embargo, no todos tenemos la misma definición de “hermoso”.
Para comenzar, yo marco diferencias entre hermosura y simple atracción, cosa que explicaré con un simple ejemplo. Si pasa por la calle una chica con ropa, actitud y cuerpo sugerentes, probablemente me dé la vuelta y mire. Muchos lo harían. ¿Es esto hermoso? Para mí, no lo es. Es una simple atracción a la vista, algo que no trasciende como gusto, algo que no pasa (al menos para mí) de unos cuantos segundos y se va. Así de efímeras son esas miradas y muchas veces he deseado que las personas sean un poco más reservadas. Es más, muchas personas se preocupan demasiado por su apariencia física, les gusta ser miradas, les gusta sentirse en el centro de atención.  Es importante la apariencia, sí, pero no lo es todo. Falta de autoestima, quizás. Y luego se quejan de que no las tratan como personas, de que no las tratan en serio, si se andan exhibiendo por doquier, ¿qué esperan?  Deberían emplear más tiempo en cultivar una personalidad, en leer, en cultura, antes que en la figura. Esto mismo es aplicable a otros terrenos, la música por ejemplo. No puedo evitar distinguir una perfecta armonía de notas o una mezcla entre los instrumentos precisos de algo que se mete en tus oídos a la fuerza, invade tus gustos y se aloja contra tu voluntad, algo que apenas podría llamarse música.
La belleza va más allá. La belleza te hace pensar en cada detalle, te hace admirar algo por un tiempo más prolongado, te cautiva hasta la médula. Y si te hace pensar, es porque trasciende los sentidos, si bien entra por los mismos. Personalmente, considero más sensual un torso descubierto que una vulgar minifalda. Prefiero una sonrisa o una mirada única a un escote. Y es que, uno es sensual, el otro es meramente sexual. Lo sexual llega a aburrir eventualmente, lo sensual se renueva, cada vez te da más razones para su atractivo.
Es por esto que me considero uno de aquellos (pocos, creo) que opinan que la belleza implícita está infravalorada y que ésta vale más que la belleza explícita, percibible por cualquiera sin mayor esfuerzo. Es en ir más allá donde se encuentra el meollo de lo estético. Es así cuando uno realmente percibe algo o alguien como único, incluso quizás sea así como alguien se enamore (o al menos sea un ingrediente importante en el amor), cuando logre ver aquello que nadie más puede. La belleza depende del ojo de quien la mire.
Así que para aquellos que piensan como yo, un consejo: no sucumban ante tanta banalidad que reina en el mundo. Sigamos viendo lo verdaderamente hermoso en las personas, en el arte, en el conocimiento mismo. Y tratemos de compartir estas ideas, porque a este paso el mundo se ahogará en la tormenta de trivialidades que nos amenaza.
Para aquellos que no piensan de esta manera, les digo lo que el zorro al principito: “Sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”.

lunes, 6 de junio de 2011

Para aquella persona.


Sólo una persona me conoce realmente. Sólo alguien puede jactarse de apreciar mis cualidades y justificar mis debilidades, incluso mejor de lo que yo mismo suelo hacerlo.
Nadie más que tú ha logrado escarbar dentro de mi sobria personalidad, ningún otro ser ha podido ver más allá, nadie logró ingresar a aquel lugar en el que yo mismo a veces me pierdo. Aquel lugar prohibido, sumiso en lo más recóndito de mi alma, si es que tengo alguna. Aquel lugar olvidado, que reclamaba una caricia, un suspiro, que lloraba a escondidas para no ser olvidado, que esperó pacientemente  un largo tiempo sin más regocijo que la ilusión misma, ilusión que lleva ahora tatuado tu nombre como muestra de su sempiterno compromiso.
Sólo tú sabes lo que en verdad siento, sólo tú te burlaste de los obstáculos que yo consideraba infranqueables… ¡y vaya que amé dicha burla! Y no tienes idea de cómo amo cada tenaz célula de tu cuerpo que se aferraba a mí en busca de un poco de pasión, pasión que yo me negué a aceptar, cegado por razones que tú misma te empeñaste en soslayar.
Nadie más que tú supo encontrar todas y cada una de las llaves necesarias para abrirse paso entre todos los prejuicios y negaciones. Ningún otro ser ha llegado a conocer a aquel dulce y sensible niño, que con una mirada tuya se siente en el mismo limbo; aquel ingenuo ser a quien poco le importa que la felicidad sea pasajera, pues está dispuesto a apreciar cada momento a tu lado como el último, como el único, porque así se lo enseñaste. Porque no sabe hacer otra cosa. Porque es todo lo que me queda al ver derrumbadas aquellas murallas que impedían el acceso a mi verdadero ser tiradas abajo por ti. Aquellas murallas que construí durante tanto tiempo, guardando celosamente el secreto de su vulnerabilidad. Secreto que tú, de alguna manera, pudiste descubrir. Y no te reclamo absolutamente nada, al contrario, te agradezco mil veces, una por cada día que supiste resistir y abrazarme mientras me susurrabas aquellas palabras que sólo tú y yo sabemos.
Sin embargo, la verdad es que me encuentro solo, sentado, escuchando el famoso tercer Liebesträume, soñando con aquel amor maduro e incondicional que profesó Liszt, pensando en la promesa que se deja oír claramente entre todas las notas, arpegios y escalas. Pensando en que algún día, podré dedicarte estas líneas, podrá este texto tener tu nombre plasmado y podré dedicarte un par de lágrimas, como hasta ahora nunca lo he hecho.

miércoles, 1 de junio de 2011

Elecciones Perú SOS.


Porque estamos a puertas de elegir a nuestro presidente. Y eso no es ningún juego, ni es para tomarlo a la ligera ni para votar inseguros (sé que varios votarán inseguros). ¿Con qué moral más adelante podremos hablar de nuestro país si cuando tuvimos que elegir no supimos qué hacer?

Voy a tratar de explicar mi punto de vista con respecto a estas elecciones.

En primer lugar, ninguno de los 2 candidatos, a mí parecer, tiene la verdadera capacidad para llevar adelante al país. El señor Ollanta Humala parece un poco improvisado, recordemos que en el debate de primera vuelta se la pasó leyendo. Es difícil verle capacidad de líder diplomático. Y la señora Keiko Fujimori… de ella hablaré más adelante.

Pero de nada vale quejarse ahora de los candidatos, ¿porque no ganó mi candidato me cruzo de brazos y espero que los demás elijan, así si pasa algo, no será mi problema? Tampoco sirve decir que el Perú ya está jodido. Si pensamos de manera pesimista, pues hagamos nuestras maletas y vámonos del país de una vez. Nuestra patria necesita gente luchadora. Y como vuelva a escuchar “cáncer y sida”…

Entonces, paso a analizar a cada candidato. Primero, Ollanta Humala. Lo admito, fue difícil liberarme de todo prejuicio que tenía hacia éste candidato. Hace 6 meses, hubiera dicho “jamás votaría por Humala”. En mi defensa, es el mismo entorno el que te hace creer esto. Casi todos los medios de comunicación bombardeándote con la imagen satánica de Humala. A mi parecer, vivimos con una venda que nos ha puesto la sociedad y se requiere de mucha valentía para quitársela. Hasta que recordé que yo no suelo seguir al resto y trato de cuestionar todo. Y entonces llegó el clima político. Había que estar informado. Fui averiguando acerca de cada candidato, decepcionándome cada vez más, hasta que finalmente decidí liberar mi mente de prejuicios y analizar a Ollanta, comenzando desde su plan de gobierno.

Encontré una propuesta diferente, pero demasiado ambiciosa. Yo también creo que debería haber un cambio, pero no voy a votar por el primero que lo proponga. Los cambios duraderos deben hacerse paulatinamente.

Luego, pasé a preguntarme si realmente Humala instauraría un modelo chavista en el Perú o si desea un proyecto comunista. Para comenzar, para ese entonces ya sabía lo que era comunismo, por lo tanto, sé que ni Venezuela ni Cuba son comunistas, ni socialistas. Hasta dicen que Humala hará que todos ganen igual… ¡por favor! Ni en un sistema comunista, ni en su transición o socialista, todos ganan igual. Es más, en Cuba todos ganan CASI lo mismo, pues nadie vive del sueldo, el Estado les da todo (claro que me opongo a esto), pero mi punto no es criticar a los sistemas económicos, por ahora. Que quede claro, estoy en contra de Hugo Chávez, considero que se ha cegado de poder y ha olvidado el verdadero concepto de igualdad, sigue viviendo en el siglo XX y desearía revivir a la URSS. Ahora, vamos a ver si Ollanta puede instaurar un modelo chavista, o cuáles son las razones para creerlo. Una de las razones es que hace 5 años, en su campaña pasada, Chávez le dijo que era menester que ganara, profesó su apoyo abiertamente y Ollanta era recíproco con los saludos, claramente eran amigos. Yo no hubiera votado por él. Ahora bien, ¿creen que es posible que alguien cambie su discurso en 5 años? Yo creo que sí. Uno se puede moderar. Sin irnos tan lejos, Alan García lo hizo. Lo que no se puede hacer en tan poco tiempo es cambiar la ideología, pero vamos, claramente Ollanta sigue siendo de izquierda. Para hacer una comparación, Lula Da Silva, ex presidente de Brasil, entró como candidato de izquierda, también votaron con un poco de temor y bueno, ya sabemos cómo está Brasil en estos momentos (y sigue mejorando). Ojo, Humala aceptó en algún momento tener asesores brasileños. ¿Aún queda un poco de miedo? Pues bien, supongamos que Humala nos está engañando, que quiere convencernos a como dé lugar y llega al poder para estatizar todo. ¿Creen que ser presidente es ser Dios? Ser presidente no te da la facultad de hacer y deshacer como te dé la gana, para eso el poder legislativo modera al ejecutivo y hasta donde yo sé, Humala no tiene más del 50% en el Congreso, como sí lo tuvo Chávez (que entró en primera vuelta con casi el 60% de aprobación) y como sí lo tuvo Fujimori. Y tampoco creo que más de la mitad del Congreso apruebe la estatización. Es más, si Humala no cumple lo que dice, no respeta la democracia en algún aspecto… imagínense cuánta gente le va a saltar encima; casi el 40% del Perú ya lo odia. Si mete la pata, todo el pueblo le saltaría encima. Y al pueblo enfadado, nadie lo para.

Se le acusa a Ollanta de tener más de un plan de gobierno y está el temor de no saber cuál se va a aplicar. Pues bien, ¿desde cuándo hay una ley que obliga a mantener el plan de gobierno estático? Es más, yo consideraba su primer plan de gobierno algo alocado, demasiado ambicioso. Cambiar la Constitución, si bien yo estoy de acuerdo (la que tenemos es demasiado liberal, libre mercado por aquí por allá y el rol regulador del estado no interesa, además que es producto de una DICTADURA), obviamente casi toda la nación se opone. Algunos hasta creen que se puede meter y cambiar la Constitución así porque le da la gana. No señores, se hace falta un referéndum, el cual no creo que se aprobado durante un primer tramo de un supuesto gobierno nacionalista. Entonces, ¿no se puede ser ecléctico y mejorar un plan de gobierno? Que si no lo cambia, le increpan que es muy ambicioso, alocado e improvisado, que si lo cambia, le increpan dicho cambio, vamos, que por todos lados queda mal. Hay que pensar un poco, hay que ir más allá de lo que nos dicen.

También se dice que Ollanta fue un golpista, hasta terrorista por lo ocurrido en el Andahuaylazo. Tuve la suerte de escuchar por radio al mismo Ollanta diciendo su versión del caso. Él apoyó el hecho subversivo, el derecho de insurgencia que está estipulado en la Constitución, pero luego condenó la muerte de los policías. Por ello mismo, su hermano se encuentra en la cárcel, además dijo que no lo indultaría y que su hermano mismo ha asumido la responsabilidad del caso. Lo que es más, Ollanta dijo que tuvo un error al considerar el gobierno de Toledo como dictatorial y alejado del pueblo. Pero claro, sale Jaime Bayly atacándolo 3 semanas seguidas (o más, dejó de interesarme) y casualmente, cae en las encuestas. ¿Periódico llamado “Ollanta”? Mañana yo puedo sacar un periódico llamado “Bayly” donde critique a Keiko y no habría opción a reclamo pues Jaime Bayly no tendría nada que ver con el periódico en cuestión. Le pidió que pida disculpas, pero aparentemente no sabe que ya lo hizo. Libertad de expresión, ¿no? En un país donde ver televisión te vuelve más bruto en lugar de informarte, todo es posible.

Pero no me malinterpreten, no soy “Humalista” (ahora se le agrega la terminación “ista” a toda persona y se crean nuevas ideologías). Así como me liberé de todo prejuicio y pude ver la verdad de su partido y su plan de gobierno, veo sus debilidades. No veo en el señor Ollanta la figura indicada para representar a su partido. Me explico; en el debate del día domingo por segunda vuelta (que para mí fue decepcionante), Humala no respondía a los ataques directamente. Siempre se iba por la tangente o no era claro. Creo que yo lo hubiera podido defender mejor de lo que él mismo lo hizo. Repito, le falta la capacidad de líder para ser el presidente que nuestro país necesita. En primera vuelta, no vote por él y no me arrepiento de mi voto.

Sin embargo, comparado con la otra opción, Keiko Fujimori, claramente mi voto va para Ollanta Humala. ¿Por qué? Aquí las razones.

En primer lugar, Keiko representa al fujimorismo. Quien quiera alegar que Keiko es una persona totalmente diferente a su padre, solo ve lo que quiere ver. Keiko es el producto político de su padre. Fue primera dama en su gobierno. En los comerciales, se cuelga de sus logros. Si su nombre fuera “Keiko Sakazonapan” y no “Keiko Fujimori”, no estaría en segunda vuelta, ténganlo por seguro

Ahora bien, el fujimorismo fue una desgracia para el Perú. Lo único bueno que hizo el dichoso chino en 10 años de gobierno fue acabar con el terrorismo. Repito, fue lo único bueno. Dicen que recuperó la economía. Mentira. Lo que hizo fue “salir del paso”, vendió el Perú al mejor postor, trajo a todas las empresas privadas que pudo y por eso ahora mismo dependemos de la mano de los inversionistas EXTRANJEROS. Por culpa de Fujimori tenemos tantas universidades de tan baja calidad. Por él es que tenemos tanto peruano mediocre, que compra, mira y lee prensa sensacionalista, por culpa de él un bueno tiempo el programa de moda era el de Laura Bozzo. Es más, recordemos como entró a gobernar. Perdimos la oportunidad de tener a una gran figura como Mario Vargas Llosa, a pesar de que éste ganó el debate (lo cual indica que al peruano no le importan los debates) y decía lo que iba a hacer para salvar al Perú (la gente se escandalizó cuando Vargas Llosa propuso reinicia la economía, pero luego vino el chino con su “fujishock” y nos engañó a todos). Pero a base de una política clientelista, la expresión “roba pero hace obras” tuvo su máximo apogeo en la etapa fujimorista. Había dinero, entonces, para que el pueblo no se queje, compramos la prensa, les construimos carreteras, les regalamos comida, todos contentos; el pueblo mediocre y conformista no se dio cuenta de lo que pasó hasta que Fujimori ya estaba renunciando POR FAX.

¿Temen que Humala siga los pasos de Chávez no? He aquí unos datos interesantes. La Constitución del 93 fue creada por un autogolpe, desde que Fujimori manipuló los poderes, se volvió dictador y por ende, su Constitución debía servir a sus fines. ¿Venezuela les suena? Fujimori hizo posible la re-reelección (¿suena familiar?), la inversión privada a granel y el libre mercado sin control. ¿Quién se parece más a Hugo Chávez entonces?

Por favor, ¡FUJIMORI ES EL SÉPTIMO GOBERNADOR MÁS CORRUPTO DE LA HISTORIA… DEL MUNDO! Robó la escandalosa cantidad de 600 millones de dólares. Y para aquellos que alegan que Keiko es diferente a su padre… ¡ella dijo que su padre era inocente, que no había ni una sola prueba que demuestre su culpabilidad! Y por supuesto, cito mi fuente: http://www.youtube.com/watch?v=kL4ciDpKjuE&feature=player_embedded


Keiko se rodea de las personas que seguían a su padre. ¿Cómo pues, espera que creamos que es otra candidata y no representa al fujimorismo? Sinceramente, cuando hace poco menos de un año, Keiko anunciaba su candidatura, yo pensé que era broma, que los peruanos tenemos memoria, que sabemos ver la verdad más allá de lo que nos pintan. La hija de un dictador corrupto (por no decir genocida) como candidata… y ahora como posible presidenta. Y su hermano el más votado para el Congreso. No tienen sangre en la cara. Keiko se aparece a decir que es madre, cuando en el gobierno de su padre, su propia madre, Susana Higuchi, alega haber sufrido torturas.

Decepcionado me siento al ver que en verdad somos pocos los que entendemos la gravedad de la situación actual. La democracia peligra, sí, pero por culpa de esta señora que pretende regresar al país a una mafia, una dictadura, una política clientelista, donde el Perú seguirá siendo, como yo lo llamo, “la prostituta de Sudamérica”, donde los peruanos seguirán prefiriendo una carretera o una casa mal hecha antes que un libro, donde a los pobres se les da pescados pero no se les enseña a pescar, donde el crecimiento económico es aparente, pues siguen habiendo pobres sin oportunidades para salir adelante (pero contentos porque tienen su vaso de leche a la vuelta de la esquina).

¿Hasta cuándo entonces, la mediocridad peruana? ¿Por qué no darle la oportunidad a quien promete un cambio verdadero? ¿Por miedo? ¿Quién da más miedo realmente?. Lo peor es que las personas creen tener un juicio anti-humalista, cuando en verdad es la prensa quien impone esta clase de ideas y quienes nos quieren meter a todos dentro del rebaño y aquel que se aleje, será un chavista, un vil izquierdista, un tonto que desea cambiar el sistema. Por último, si no le terminan de creer a Humala, si están pensando viciar, tengan en cuenta que estamos en una situación crítica (como dijo Álvaro Vargas Llosa), les repito la frase que dijo Humala casi al final del debate: “De mí se puede tener dudas, pero de Keiko se tiene PRUEBAS”.

Que no se diga que no nos advirtieron. Que no se diga que el Perú no tuvo oportunidad. Que no se diga que no sabíamos lo que hacíamos. Que no se quejen luego de que el Perú sigue siendo un mendigo sentado en un banco de oro, rogando dinero a extranjeros.

viernes, 13 de mayo de 2011

¿Creer o no creer? He ahí el dilema.


Desde que recuerdo, dentro de mi espíritu curioso, siempre me he cuestionado todo lo posiblemente cuestionable. Algunas respuestas satisfacían mis expectativas, otras no. Algunas las exploraba más, otras las dejaba de lado. Excepto aquellas respuestas dadas por mis padres. Por más ilógicas que pudieran ser, las tomaba como verdaderas y válidas. Aquellas respuestas quedaban como dogmas incuestionables.

Hasta hace algunos años, donde comencé a reformularme mis creencias. Comencé a ser una persona que creía solo en las pruebas y datos, comencé a dudar absolutamente de todo. Y mis dudas por supuesto, alcanzaron el ámbito religioso. ¿Era realmente posible la existencia de Dios? ¿Es que acaso la mayoría del mundo creía en algo que podría no ser cierto? ¿Qué pruebas se tiene para poder afirmar la existencia de Dios?

Decidí separar las razones que afirman la existencia de las que niegan la existencia. Primero separé las racionales de las empíricas. Entre las empíricas, me di con la sorpresa que no encontré nada. Es más, si mañana bajara Dios de los cielos y me dijera “aquí estoy”, primero pensaría que tengo alguna alteración de la percepción antes de creer en lo que mis sentidos me muestran. Entonces comencé a indagar. Preguntaba a personas sumamente religiosas, “¿usted me puede probar que Dios existe?” La respuesta generalmente era, “Es que simplemente lo sientes, está ahí, es cuestión de fe”.
Sentir. ¿Con qué sentido? ¿Quizás el tacto? ¿Quizás la vista? No. Ninguno de los sentidos que conocemos. Incluso si fuera con alguno de éstos, los sentidos nos pueden jugar malas pasadas.
Entonces, las razones para creer van más allá de la experiencia. Tampoco soy una persona que cree que el único tipo de conocimiento es empírico.

Pasé a lo racional. Acá encontré más puertas con pocos candados y miles de llaves.

Si realmente existe Dios (católicamente hablando), realmente es cruel. No es posible que deje que la humanidad se haga daño tan a menudo. No es posible que haya dejado que todas aquellas masacres en la historia hayan sucedido. ¿Libre albedrío? Pero si este libre albedrío, al ser usado, afecta negativamente a otras personas, ¿no debería ser juzgado y moderado? ¿Por qué hay tanta maldad en el mundo? Un sacerdote alguna vez me dijo algo que no olvidaré. “El hecho que veas gente en las calles con el cabello desaliñado, no quiere decir que no existen peluqueros. Quiere decir que dicha persona no quiere ir a visitar a alguno”. Cierta persona, me recomendó no cuestionar la obra de Dios, que todos serán juzgados después de esta vida. Tampoco le encontré lógica a esto último. Si una persona es tratada mal, lo más probable es que también dicha persona comience a obrar mal y esto genera un círculo vicioso. Imaginemos que A maltrata a B. Entonces, no solo A se condena, si no que posiblemente arrastre a B a la condena eterna, quien a su vez, arrastrará a más personas (según la lógica católica). También fui refutado con una simple pero verdadera frase. “En este mundo, solo sufre el que no quiere ser feliz”. Así de fácil, así de lógico. Que alguien haya sufrido buena parte de su vida no es justificación para no poder superarse o peor aún, hacer sufrir a otras personas. ¿Y qué de aquellas personas que sufren durante TODA su vida por culpa de otras personas? “Encontrarán su regocijo en la vida eterna”. Este argumento no podía ser refutado de la forma que venía refutando los demás, pero contenía una gran brecha.
¿Qué te hace pensar que siquiera existe la vida eterna? Esto es un dogma católico. El cielo, el infierno. ¿Qué pruebas hay? Ninguna. Solo existe la fe. Y descubrí algo interesante.
Esta fe, es NECESARIA para algunas personas. Imaginemos, como dije, a una persona que está condenada a sufrir por casi toda su vida (llámese esclavos en tiempos de antaño, llámese pobres en tiempos modernos) y que trata de salir adelante por todos los medios pero no puede. Necesita esa fe, esa creencia de que algún día tendrá la paz interna, que algún día será verdaderamente feliz, si no en esta vida, en alguna otra. Imaginemos, que tu vida depende de que corras un camino. Si te dicen que hay un final en tal camino, probablemente corras todo el tiempo necesario hasta encontrar el final. Te cansarás, pero siempre seguirás firme buscando el final. Ahora, si te dicen que no existe dicho  final, que solo debes correr… ¿correrías? ¿O simplemente te daría igual, ya que igual dicha carrera no tiene sentido ni final? Ahora añadamos una variable a este caso. Imagina que en verdad, el final no existe, pero te dicen que existe. Mientras vas corriendo, encuentras cosas interesantes, encuentras a más personas, te distraes tanto, que el final ya no importa. Alcanzas la felicidad. De ambas formas, si te convences de que hay un final, conseguirás, eventualmente, ser feliz. Creo que la extrapolación y la metáfora “camino de la vida” queda clara.
También están las personas cuya vida ha tomado un rumbo erróneo, llámese ladrones, asesinos, personas en los penales. ¿Quién no ha escuchado a alguno de ellos diciendo que conoció la palabra de Dios y eso le cambió la vida? Según lo veo yo, esta clase de fe, es buena. Exista o no exista Dios, por el simple hecho de mejorar la vida de una persona, la fe es buena.
Empero, yo no necesito de esa fe, por más tétrico o arrogante que suene (suena de muchas formas). Yo sé encontrar la salida por mí mismo, sé evocar mi fuerza interna para superar problemas, sé que los milagros pueden suceder (dentro de lo posible físicamente), todo es cosa de tener fuerza de voluntad.
Además, a lo largo de la historia, se ha visto que la humanidad ha creado diferentes deidades para explicar lo que no podían explicar. Si inventamos una máquina del tiempo y nos vamos a la antigua grecia, les explicamos que no existen ni Zeus ni Apolo ni ninguno de sus dioses y les mostramos las leyes físicas, probablemente moramos antes de podarlas demostrarlas. Poseen un paradigma religioso, por así llamarlo. De igual manera, ¿cómo sabe el catolicismo que en la Biblia está la verdad y no en el Corán?
Algunas personas creen en los milagros, creen que de alguna forma, Dios influye en sus vidas de tal forma que las hace tomar las correctas decisiones. Puede que no conozcan los efectos placebo ni el poder de la mente. ¿Nunca les ha pasado que, cuando creen con toda fuerza en algo, este algo sucede sea como sea? Da la impresión de que el mundo se ha puesto de acuerdo para que tu “deseo se haga realidad”. Da la impresión de que alguien superior debió intervenir. Puede que Dios no sea más que un efecto placebo masivo. Un punto más para tener en cuenta.

¿Alguna vez se han preguntado, como es que se creó el mundo? No, no me estoy copiando de “El mundo de Sofía”, yo me hice esa pregunta mucho tiempo antes de leer  dicha obra. ¿Nunca se han dejado maravillado por la naturaleza? ¿Nunca se han tirado en el pasto, contemplado el cielo y pensado que el mundo es muy bueno como para ser obra de la casualidad o del azar? Yo sí. Toda la naturaleza, la forma en que el mundo se autorregula, la complejidad de los seres, nuestra propia existencia. Aquel “soplo de vida”. Si ahora mismo pregunto si existe el alma, ¿quién podría responderme? Aún no recibo respuestas concretas sobre su existencia o no existencia. Tenemos cerebro, tenemos bases biológicas, pero, ¿qué es lo que nos separa del resto de seres? ¿Por suerte logramos ser la única especie en evolucionar de esta manera? Tanta coincidencia, se me hace difícil pensar que es suerte. Algo debe haber, ¿no?
Volviendo a la pregunta inicial, ¿Cómo se creó el mundo? Vayamos a la teoría más conocida, el Big Bang. No seré Einstein ni sabré física relativista, pero sé que no existe lo eterno. Lo único eterno (infinito) es lo que se encuentra dentro de la misma mente humana. “Todo lo existe, tiene que haber tenido un principio” (esto sí me lo copio de “El mundo de Sofía” porque son las palabras más atinadas para explicar mi punto). Todo lo que es, en algún momento no fue.  Ahora, acá mismo hay una contradicción y una razón para no creer. “Lo único eterno (infinito) es lo que se encuentra dentro de la misma mente humana” Ejemplo: los números, un punto (en geometría), los límites al infinito, ¿Dios? Pero a la vez, hay una razón para dudar. Los científicos dicen que antes del Big Bang no había nada. ¿Alguno alberga en su mente la idea de que alguna vez no hubo nada? ¿No hubo nada y de pronto hubo algo, explotó y se creó todo? Los científicos alegan que sí es posible, que todo se generó de la nada, incluso algunos dicen que la explosión creó las dimensiones que conocemos. Es decir, no podemos negar que antes no había nada pues nuestro pensamiento está limitado a conocer la nada en las dimensiones que conocemos. ¡Pero tampoco se puede afirmar! Así como dudo de la fe, también puedo dudar de la ciencia. Es más, ¿qué tal si Dios se encuentra fuera del universo físico? ¿Fuera de todas las dimensiones que conocemos hasta el momento? ¿Qué tal si en verdad Dios creó todo de la nada? Eso implicaría que existió siempre, lo cual, no es lógico según nuestra mentalidad. También podemos decir que Dios es infinito y no es cognoscible mediante nuestra mente finita, pero ésta proposición es subjetiva, no se puede debatir, no se puede refutar; si yo digo esto, no lo puedo comprobar, pero tampoco puedo ser negado.

Algunas cosas me quedaron claras luego de mis reflexiones.
Primero, el Dios creado por la religión católica, fue creado a imagen y semejanza del hombre y, a lo Nietzche, podría afirmar que ha muerto, que el catolicismo adora a un Dios pero se dedica a obrar contrariamente a su palabra (generalmente hablando).
Segundo, que la fe es necesaria para algunas personas; además que si alguien se aferra a su fe, por más argumento lógico, filosófico o histórico que le des, no te escuchará, seguirá siendo feliz con su fe, en cuanto a mí respecta, no tengo problema alguno con esto, es decisión personal, al final cada uno busca lo que le haga más feliz. Si niegas las verdades de la ciencia con fanatismo, entonces tendríamos un problema (por ejemplo, si quieres creer en Adán y Eva antes que en la evolución de Darwin). Descartes trató de sustentar la existencia de Dios afirmando que es una idea innata al hombre y por lo tanto existe. Sin embargo, una afirmación a priori no es posible en la metafísica y la metafísica no es ciencia, por lo que su argumento se vuelve subjetivo. Que yo crea en los dragones de hielo y los defina, no quiere decir que existan. Es más, si me pongo a dudar más, ¿alguno me puede demostrar que esta vida no es un sueño? Estoy seguro que si me vuelvo escéptico a más no poder, no habrá forma de refutarme, pero tampoco tendré nada para afirmar mi suposición. Lo mismo sucede con la creencia divina basada en solo fe cegada.
Tercero, que la Biblia es mejor tomarla como un referente moral antes que como un libro de verdades y hechos históricos. Las enseñanzas de Jesús (no me voy a cuestionar si fueron reales o no, no me interesan ni los milagros), su amor hacia la humanidad y su generosidad es un ejemplo a seguir, ejemplo que, muchos católicos o cristianos han olvidado dentro de su misma religión.
Cuarto, que el mundo es un lugar hermoso y es la humanidad la encargada de su cuidado. Si vamos a estar actuando en este mundo pensando en buscar un lugar en un supuesto paraíso eterno después de esta vida, no estamos siendo leales al mismo mundo en el que vivimos, no estamos apreciando su real belleza, su complejidad. Si existe una deidad superior, si existe vida después de la muerte, no importa, yo creo en lo que es y lo que sé y hasta donde sé, el mundo es un bello lugar para vivir y la vida es una, comienza cuando naces, termina cuando mueres. Depende de uno hacer que esta vida realmente valga la pena, que realmente aproveches todo lo  que tienes en vez de creer y aferrarte a una supuesta eternidad. Puede que el paraíso y el infierno estén acá mismo, depende de nosotros, depende de nuestra moral y de nuestros actos. Quizás nadie nos castigue si cometemos algo malo, quizás nadie nos premie si hacemos algo bueno, pero rayos, lo que importa es que seas fiel a ti mismo, fiel al mundo en el que vives y así vivir en paz. Cuando comencemos a vernos como verdaderos hermanos podremos caminar  el mundo juntos, recorrer el camino de la vida abrazados, dejar nuestro egoísmo relegado, más allá de las creencias, de las culturas, de la raza. Quizás Dios está en cada planta, en cada pequeño ser, en cada persona que nos pide una mano, un consejo, una sonrisa. Y esto, trasciende toda creencia. Es simplemente, hermoso.

Esto es en lo que yo creo. Soy agnóstico, ateo (aunque no me gusta tildarme así porque se presta a confusiones), pero no carezco de fe. Tengo fe en la humanidad. Tengo fe en el futuro. Tengo fe en que el mundo será un lugar mejor. Tengo fe en mí mismo. Tengo fe en mis seres queridos. Éste es mi credo, ésta es mi verdad. 

Finalmente, un fragmento de Alberto Caeiro (Fernando Pessoa) extraído de “El cuidador de rebaños”:

No creo en Dios porque nunca lo he visto.              
Si él quisiera que yo creyera en él,
seguro que vendría a hablar conmigo            
y entraría por mi puerta diciéndome: ¡Aquí estoy!
Pero si Dios es las flores y los árboles
y los montes y el sol y el luar,
entonces creo en él,
entonces creo en él a todas horas
y mi vida es una oración y una misa
y una comunión por los ojos y por los oídos.