viernes, 12 de agosto de 2011

Arte


¿Cómo se define el arte? Llegar a un consenso es bastante difícil, pero el concepto general es más o menos claro. Arte es todo producto cultural creativo que apela a nuestra sensibilidad y trae consigo belleza implícita. Ahora, hay que diferenciar las “artes útiles” de las “bellas artes”, pues voy a tratar sobre éstas últimas. Si bien, ambas son producto cultural, las bellas artes se diferencian de las útiles por su contenido estético. Esto no quiere decir que la artesanía no pueda ser estéticamente agradable. Son dos clases distintas de arte, pero no excluyentes. A partir de este punto, cuando diga “arte”, me estaré refiriendo al arte estético.

Desde que el hombre puede interactuar, ha hecho manifestaciones artísticas (verbigracia, el arte rupestre), ha tratado de plasmar la realidad en su memoria sensible. Quizás, sin darse cuenta de que esta realidad, al ser percibida, trascendía la realidad misma.  Ésta es una cualidad más del arte, nos invita a abrir una puerta para mostrarnos un mundo irreal, sugerente e ideal, tomando como punto de partida la realidad misma. Así, yo no puedo escribir un poema, por ejemplo, sobre “gallicuantes” porque la idea de un “gallicuante” no ha sido percibida en el mundo irreal y el poema carecería de sentido. Tampoco se puede tomar fotos a lo primero que tengamos al alcance y esperar que sea considerado arte sin retocar antes o adornar la realidad misma para invitar a contemplarla, pues estaríamos cayendo en la simple imitación.

El arte, entonces, exalta nuestros sentidos. Al contemplar una buena obra de arte, la razón es dejada de lado por un momento para sumergirse en una experiencia estética. Al leer una novela, uno se pierde en la trama, se imagina en la situación del protagonista y se olvida de su estadio físico. Algunos, al leer poemas, se pierden en la inmensidad de las palabras de una forma que no puedo describir. Me atrevo a decir que la experiencia estética es una vivencia irracional. “La vivencia estética libera del mundo pero no lo anula; su función es más bien superarlo, ir más allá de él, pero conservando su riqueza” (Augusto Salazar Bondy).

Sin embargo, la experiencia estética es subjetiva, depende de nuestros juicios de valor estéticos. He mencionado que depende de nuestros sentidos, pues bien, creo yo que nuestros sentidos también necesitan “educarse”. Como toda educación, si es compartida, si es enseñada, puede acelerarse el proceso, en comparación con el autodidactismo. Personalmente, yo no sabría apreciar en todo su esplendor bellos cuadros artísticos. Empero, modestia aparte, creo que he educado a mi sentido auditivo relativamente bien, si bien aún tengo un largo camino por recorrer pues la educación nunca termina.

Antes hablé de las Bellas Artes, pues bien, ahora me veo en la necesidad de mencionarlas una por una: escultura, arquitectura, pintura, danza, literatura y música (a esto hay que agregarle el cine). Sostengo la idea de que cada persona posee un artista interior. Todos nacemos con sentidos, ya sólo es cosa de educarlos y ver cuál de ellos nos interesa más. Algunos prefieren leer novelas, otros poemas, algunos escuchan música. Atrévanse a explorar su artista interior. Conozco a varias personas con la facultad de escribir de una manera cautivante, hay otros que dibujan de una manera excepcional, otros que aprenden a tocar instrumentos musicales con facilidad, están los que danzan excepcionalmente y los que actúan con una naturalidad envidiable.

En el mundo actual, el arte está siendo dejado de lado, incluso está empeorando. Voy a señalar al reggaetón, para dar un vulgar ejemplo. He dicho que el arte apela a nuestros sentidos y nos invita a trascender este mundo terrenal. Pues yo, como amante de la música, no concibo la idea de que exista un género musical que carezca de armonía, con ritmos monótonos y que a lo único que invite es a explorar nuestra animalidad, con burdos contenidos sexuales explícitos que degeneran nuestra humanidad. Apelan a nuestros sentidos, sí, pero nos llevan a un mundo salido del averno. No considero, por estas razones, arte al ramplón reggaetón. No es cuestión de gustos, es cuestión del arte misma. Apenas si puede ser considerado música. El arte también se degenera cuando se intenta manipularlo, forzarlo, para algún fin distinto al de la apreciación estética, como el comercial por ejemplo.

Adelante, conozcan a su artista interior. Eduquen sus sentidos, atrévanse a crear, hagamos una resistencia frente al arte degenerado. Quién sabe, incluso quizás más personas puedan apreciar tus manifestaciones artísticas.


2 comentarios:

  1. Hola, me gustó mucho tu artículo, me llamó la atención que digas "arte degenerado", creo que sin querer has expresado que aquello es arte, pero degenerado. ¿A qué voy con esto?, a que toda expresión humana, es un potencial artístico, pero como decías en un principio, dependerá de los cánones establecidos por la cultura y por el momento, no se valora lo grotesco. Gracias por hablar de arte, saludos desde Chile. Una amiga Arte Terapeuta.

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  2. Como creo que te dije en algún momento, Juanito, creo que hay dos aspectos básicos para definir el arte: el consenso y el esfuerzo. Sobre el esfuerzo, debo hacer una acotación: también él forma parte del consenso. Me explico: muchas veces no se trata del esfuerzo que hace el artista, sino del esfuerzo que le tomaría a un mortal común realizar dicha obra. Hay unos pocos privilegiados que pueden lograr obras maestras sin esfuerzo.
    Al consenso y al esfuerzo, agregaría ahora un factor innato. No lo consideré en su momento, pero creo que es importante mencionarlo. Está probado que hay patrones preestablecidos para ciertos aspectos de la percepción. El llamado efecto bouba/kiki es una ejemplo. Así, una obra de arte guarda relación con la forma en que la percibimos. Este tercer aspecto del arte es, sin embargo, secundario. Como bien dices, las Bellas Artes apelan a lo superior del ser humano. Aquello con lo que todos los seres nacen no lo es.

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